La trascendencia era para los antiguos griegos y romanos

uno de los principios esenciales de la inmortalidad.


Trascender de la simple y gris vida mortal

era el ideal para quienes querían alcanzar la Fama

(verdadera forma de inmortalidad para la Cultura Clásica),

aunque para ello fuera necesario bordear

los límites de la impiedad y la soberbia

que representaban pecados imperdonables para los hombres,

y que llevaban aparejado el castigo de los dioses.


Hablar de Roma es hablar de nuestro pasado,

de nuestro presente,

de cómo fuimos y de por qué somos como somos..., con nuestras luces y nuestras sombras.


Y si hubiéramos de encontrar un solo nombre tras dicha Historia, sería el de Augusto,

el héroe clásico impregnado de tragedia cuya vida política estuvo llena de matices, incluso de contradicciones,

pero se vio coronada por un éxito sin paliativos,

mientras en su vida privada el dolor habría de contar con un papel protagonista,

acentuado con el paso de los años.


Imperator, Princeps Senatus, Pontifex Maximus…

Emperador en nuestro vocabulario y nuestro imaginario colectivo,

primer emperador de Roma (con permiso del divino Julio César).

Augusto, Padre de la Patria, creador del Imperio Romano como  maquinaria administrativa, política y militar.


Augusto consigue su trascendencia, su inmortalidad, no gracias a una muerte brillante o heroica,

sino a su labor como hombre de estado, a su trabajo como creador de un “estado nuevo”,

a su desempeño como “pacificador” de una Roma azotada y agotada por siglos de luchas externas e internas…

el hombre de estado, el emperador, triunfador en la esfera pública,

pero que en su vida privada asiste a la sucesión de desgracias que asolaron a su familia

y que le sumirían en la soledad del Poder,

único manto en el que arropar su soledad privada.


El escenario nos permite recrear una reunión póstuma con sus antiguos camaradas, vástagos y enemigos,

realidades y quimeras, paisajes de su fulgurante ascensión;

sombras errantes de su pasado a las que rendir cuentas  

antes de que el barquero le guíe en su último y definitivo viaje…


Cayo Octavio, Cayo Julio César Octaviano, Octavio Augusto, Augusto.

En 2014 se cumplen dos mil años de su muerte, de su apoteosis, de su ascenso a las filas de los Olímpicos.

Y esa Tragedia merece ser cantada.



PERSONAJES


OCTAVIO AUGUSTO, primer emperador del Imperio Romano.


LIVIA, tercera esposa de César Augusto y madre de Tiberio.


JULIA, hija de Octavio y Escribonia, su primera mujer, esposa de Agripa y Tiberio.


JULIO CÉSAR, dictador y padre adoptivo de Octavio.


AGRIPA, general, político,  amigo íntimo de Augusto.


MECENAS, confidente y consejero político de Augusto, protector de las artes.


HORACIO, poeta lírico y satírico, republicano protegido por Mecenas.


MARCO ANTONIO, militar y político romano, aspirante a la herencia de César.


CLEOPATRA, reina de Egipto


EUNUCOS


PUENTE GENIL, 12 de Julio; TEATRO ROMANO DE ITÁLICA 16 al 19 de Julio;

TEATRO ROMANO DE BAELO CLAUDIA 30, 31 de Julio, 1 y 2 de Agosto;

GIJÓN-TERMAS ROMANAS DE CAMPO VALDÉS, 22 de Agosto; GIJÓN, Villa Romana de Veranes, 23 y 24 de Agosto; otras fechas y plazas por confirmar



Texto original

RAMÓN BOCANEGRA

MANUEL JESÚS PARODI


intérpretes:

JUANJO MACÍAS

ANA MALAVER

CELIA VIOQUE

MARÍA VAROD

DAVID PAVÓN

  1. J.IGNACIO PÉREZ

OSCAR LARA

MIGUEL A. MARTÍNEZ

PEDRO ALMAGRO

PABLO GASÁN

MIGUEL MOLINA


Música y espacio sonoro

EMILIO VILLALBA

aLTeReGo


Diseño de escenografía:

CÉSAR PABLO G. BOJA

aLTeReGo


Iluminación:

PABLO GOZÁLBES


Sonido:

FERNANDO REYES


Diseño de vestuario:

ANDRÉS GONZÁLEZ

PCM Atelier


Caracterización y maquillaje:

Sara González

Amparo García


Ayudante de producción:

Claudia García


Producción:

CARMEN MONTES

   

Adaptación y dirección:

RAMÓN BOCANEGRA


GALERÍA DE FOTOS







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