MARÍA DE PADILLA
El deseo amoroso y su satisfacción, tal es la clave del origen del mundo. Las desilusiones del amor y la venganza que las sigue, tal es el secreto de todo mal y del egoísmo que existe en la tierra. La historia entera es obra del amor. Los seres se buscan, se encuentran, se separan, se atormentan; finalmente, ante un dolor más agudo, se renuncian.
Tras el éxito de las intervenciones en lugares de interés patrimonial (“El Secreto de la Torre de don Fadrique” o “Nocturno, en los Jardines del Valle”, etc.),la Compañía de Espectáculos LA TARASCA se propone aplicar el teatro y las artes escénicas en general, a lo que ya hemos denominamos "Interpretación Modulada del Pratrimonio", con la intención revelar el sentido profundo de una realidad histórica. Para conseguir nuestro objetivos contamos con actores, bailarines, músicos, dramaturgos , asesores históricos y demás personal artístico y de gestión.
El proyecto María de Padilla, auspiciado por el Patronato del Real Alcázar, nos permite profundizar en un personaje que ha alimentado el inconsciente colectivo y ha sido conservado más en el acervo popular, en forma de romance o leyenda, que en legajos y documentos históricos; nos ha permitido reencarnar a esta mujer, cuya existencia es inseparable del gran monarca Castellano Pedro I. Gracias al rigor histórico impregnado por la historiadora y dramaturga Victoria Montes y a las licencias que auspician al arte del teatro, nos es posible hoy recrear unos sucesos y personajes históricos y a su vez, destacar los valores universales de un amor heroico, una mujer que paso por la historia de puntillas, pero como describió el cronista regio Pero López de Ayala, era “pequeña de cuerpo, de buen seso y gran fermosura”.
El agua no se para ni de día ni de noche. Si circula por la altura, origina la lluvia y el rocío. Si circula por lo bajo, forma los torrentes y los ríos. El agua sobresale en hacer el bien. Si se le pone un dique, se detiene. Si se le abre un camino, discurre por él. He aquí por qué se dice que no lucha. Y sin embargo, nada le iguala en romper lo fuerte y lo duro.